Con la emoción como tinta, escribo a bocajarro la sensación que queda después de escuchar a Paula contando en el H ORiGINAL. Y en gallego.
Que los cuentos echan redes entre quienes siguen las historias cuando se hacen voz, ya lo sabía, pero hoy salgo fascinada al comprobar que no hay fronteras lingüísticas, que se mueven por las órbitas de ese lenguaje universal, que se transporta desde la emoción, el gesto, la invitación al otro para entrar en esos escenarios creados sin hacer paradas ni necesitar papeles ni acreditaciones.
Es desde esa libertad absoluta y sencilla de la expresión (y al mismo tiempo rica y viva) desde donde Paula cuenta. Y lo hace desde la naturalidad del cuentero que enhebra las historias desde su territorio íntimo y cercano, que lo ves y lo tocas desde sus ojos de mar atlántico, desde los silencios de quien sabe escuchar el viento, desde su voz firme y melódica que invita a entrar en territorios desconocidos. Y te lleva y te trae con el guiño puesto en su mirada llena de complicidad de niña traviesa, que sabe con certeza que ese paseo por donde vas a viajar te va a encantar.
Y nos ha encontado!!!!
Alicia Molina